Aunque el final del mundo sea mañana, hoy plantaré manzanos en mi huerto
Calendario inconcluso... Nada nuevo, mi inconstancia es famosa en la galaxia, así que en Navidad no podía ser infiel a mis principios. Pero sólo sigo la llamada de la selva, así que no hay de qué arrepentirse. ¿O acaso la vida misma no acabará de manera no anunciada, dejando atrás la memoria de montones de cuentas pendientes? Podemos, entonces considerarnos unos privilegiados, habitantes del último año del dragón. Tenemos, por una vez, fecha de caducidad, si debemos creer a los sabios mayas. Tal vez yerren su agorera predicción, pero, por si las moscas, ¡que empiece la fiesta! Espero poder brindar con todos vosotr@s antes de la traca final, pero de momento, disfrutemos de cada instante, de cada soplo de viento, de cada rayo de sol, de cada sonrisa vecina, de cada párrafo ajeno, de cada melodía en el aire... Hoy es siempre todavía, como dijo el viejo profesor, y mañana será un nuevo año... ¡Sed felices!
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